Patricia Romero-Abreu Kaup
Cuando te permites escuchar y seguir a tu Corazón,
vas mucho más allá de lo que jamás imaginaste que podías llegar.
Cuando expandes tu mente,
descubres una lógica sutil basada en el AMOR.
Cuando escuchas tu cuerpo, dejas de correr,
para enfocarte en el Presente.
Todos tenemos una historia que contar, aquí te comparto un poco de la mía…
Desde la infancia quería entender cómo funcionaba el mundo, era muy sensible al dolor, y frente a la pobreza, la deforestación, y la miseria me preguntaba cómo crear un mundo mejor. Tras realizar mis estudios empresariales en ICADE y haber experimentado el ambiente empresarial trabajando brevemente en dos empresas, sentí que no podía dedicar el resto de mi vida a esta labor. Necesitaba algo más humano, más social. Por ello me re-orienté haciendo un MPHil of Development Studies -IDS-, creyendo poder contribuir mi granito de arena al mundo de la cooperación al desarrollo.
Tras dos intensos años de estudios y prácticas en una ONG en Bolivia y en la CEPAL en Chile, y muchas crisis personales donde las creencias que había heredado iban cayendo en picado, me quedé sin aliento cuando tomé consciencia que toda la estructura social que habíamos construido -y que ahora está cayendo-, se basaba sobre una percepción de carencia, pequeñez humana y una realidad de competición y supervivencia.
Desde ese momento de Consciencia, ya no había vuelta atrás, no podía lanzarme a una carrera profesional internacional en este sector, porque algo en mi Corazón me decía que ese no era mi camino y había mucho más por descubrir.
Mi caminar vital siempre fue guiado por curiosidad y preguntas, y una de las preguntas que emergía en mi interior era cómo integrar el aspecto infinito del ser humano, en nuestra realidad cotidiana y finita, en nuestras estructuras sociales… No tenía respuesta. Solo un impulso interior que me llevó a hacer el camino de Santiago, ir a un monasterio budista, y más adelante a muchos otros lugares por todo el mundo, EEUU, Turquía, Guatemala, el Sinaí… Lugares donde me iba abriendo a una realidad que había atisbado y que me era familiar, pero que todavía no entendía y no tenía integrada.
Empecé a tomar consciencia, que aunque me había salido de las estructuras sociales convencionales, y no participaba de la vida social, ni del empleo, porque estaba sumida en mi proceso de transformación, en la medida que transitaba mi camino, iban emergiendo todas esas estructuras en mi interior. Como si mi cuerpo fuese un recipiente de toda la información y emociones que hemos codificado desde el comienzo de la humanidad. Había una dualidad en mi, que ya no provenía del exterior, sino que estaba inscrita en todo mi cuerpo, a través de emociones, traumas y creencias, que nada tenían que ver con la sabiduría y la profundidad de mi corazón.
En la medida que transitaba todo este paisaje interior pasaba desde la conexión al infinito, al valle de lagrimas de nuestras creaciones del pasado, para expandirme en AMOR y transformar todo lo que había en mi interior.
La maternidad y la creación de una familia, exacerbó todo este proceso, obligándome a sanar también la herida que hay entre lo masculino y lo femenino, no solo a través de la relación de pareja, sino sobre todo en mi interior. Fue un regalo poder experimentar la venida de un niño al mundo y cuestionarme cómo acompañarle en su proceso de encarnarse para no perder nunca su conexión con su grandeza, ese espacio de alegría, diversión, juego y aprendizaje que es tan característico de los niños y que se va nublando a medida que pasan los años… y sin embargo es ese espacio del que emerge la creatividad para el nuevo mundo.
Todos estos procesos no me han llevado a un estado místico estático continuado -aunque también he experimentado con frecuencia entradas de AMOR, y otras energías universales, como si fuesen ríos que me atravesasen-. Me ha llevado más bien a un trabajo disciplinado y constante de transformar mi mundo interior y todas las inercias que me lastraban en AMOR permitiendo así que la CONSCIENCIA y la claridad poco a poco me pudiesen habitar.
Toda esta experimentación en primera persona y a través del acompañamiento de otros, me ha permitido comprender que el proceso que llamo Ensouling -Enalmarte, conscientemente encarnar tu Alma- es realmente un proceso científico, que incluye una profundización en la Consciencia y que puede ser transitado de una forma más consciente si se expande nuestra comprensión de la realidad.
El proyecto Ensouling es por tanto un espacio que amplia la mirada sobre lo que en Esencia somos, nuestro propósito como seres humanos, el planeta y la Vida En sí. Acompaña en el aprendizaje de un nuevo lenguaje vital, a la vez que profundiza en la realidad sutil que nos sostiene, como interactuamos con ella, y cómo transformarla conscientemente. Todos ingredientes esenciales para encarnar nuestra Esencia, florecer y permitir el florecimiento del potencial del ser humano y del planeta.
